La cuestión china es realmente compleja, y hacer un análisis de la realidad del ciberespacio oriental con respeto y profesionalismo es una tarea difícil y más por la escasa información que sale del gigante oriental.

Como en todos los casos en donde se sindica a naciones que aplican políticas de censura es importante transitar un camino independiente y respetuoso, pero sin quedarnos solamente con la información relatada por un sector o “las verdades artificiales”.

Esta potencia mundial tiene uno de los idiomas más hablados del mundo sin dudas es pionero en tecnología, conectividad y cultura distinta con problemas similares y diferentes a la vez en referencia a occidente y en muchos casos con soluciones diversas. Pero hablando de la cuestión que nos trae en el presente no puedo dejar de comentar que Internet en la “República Popular” comenzó un importante desenlace y no hace mucho.

Fue alrededor de 1999 cuando los señores Xu y Li crearon un buscador local llamado “Baidu”, que obviamente se encuentra bajo jurisdicción china a diferencia de Google que se encuentra bajo las leyes de los Estados Unidos. Este buscador no solo ganó popularidad en China si no que llegó al top five de buscadores de Corea del sur, Japón, Taiwán (territorio reclamado por china) y Hong Kong (hoy china). El gobierno de origen maoísta comparte el concepto soviético y cubano que considera que Internet libre e irrestricta puede poner en riesgo la seguridad nacional. Quizás algo de razón tengan en relación a la palabra riesgo ya que como advertía en algunos pasajes del presente cada día Internet se torna más poderoso, se pueden configurar o ayudar a configurar más delitos a través de ella y por sobre todo la creciente imposibilidad de un control exhaustivo sobre las acciones y/o pensamientos de los usuarios atrás del teclado.

Pero muchas veces cuando hablamos de censura en Internet el ejemplo chino siempre cae sobre la mesa para volver a la discusión eterna sobre el exceso de libertad de expresión o censura, o mejor dicho sobre cuál es el límite de expresión tolerable en este caso por la República Popular China para salvaguardar a la defensa nacional. Y de aquí saldrán cientos de opiniones en contra o favor del régimen de bloqueo parcial de Internet en cierta forma respetable al fin, aunque mi opinión disiente tanto de la censura como de la persecución política y del anonimato para lograr la impunidad de los delitos. Los más de 600 millones de usuarios que tiene la republica roja pueden navegar por el ciberespacio, pero con algunas limitaciones, por ejemplo, no hay acceso ni hay Twitter ni a Facebook ni Youtube y a las comunicaciones pueden ser controladas por cuestiones de estado.

Las únicas redes sociales permitidas son solo las que tienen asiento en China y a su vez pueden ser fácilmente controladas por el comúnmente conocido “escudo dorado “. La red social creada por Marc Zukerberg fue bloqueada en forma permanente por orden del gobierno desde el año 2009. Cuenta por ahí que uno de los principales detonantes de la tal decisión fue a causa de un conflicto desatado entre junio y julio de ese año en la región de Xinjiang que llegó a un alto conocimiento a través de esa red poniendo en riesgo –según el gobierno- que se potenciarán revueltas locales a través de información tergiversada con el objetivo de afectar el orden público.

Y cuando se asomaba una esperanza de la autorización local para el funcionamiento de las redes sociales californianas la primavera árabe terminó de derribarlas, pues tanto Facebook, Twitter y Youtube fueron protagonistas en cuanto a la intercomunicación y publicidad de los acontecimientos que derrumbaron los legendarios regímenes de Túnez, Egipto, Libia y detonando conflictos en Siria, Bahréin y Yemen .Las mismas también son utilizadas para horrorizar a la población y reclutar adeptos por parte de organizaciones terroristas como Boko Haram en Nigeria y el Estado Islámico en Medio Oriente por citar algunos de los casos más resonantes.

Esas situaciones no han sido un invento chino sino una realidad que observamos a la distancia y hoy simplemente la contamos asombrados del poder de Internet. Obviamente demás está decir que cualquier página con contenidos críticos al gobierno, al partido comunista chino y -cosas-prohibidas- en china – sitios pornográficos están bloqueados y por supuesto prohibidos.

Por estos conceptos es que el asiático comenzó a desarrollar a fines de los noventa el denominado “el gran cortafuegos informático”, también conocido como escudo dorado. Para entender cómo funciona este escudo informático tenemos que comprender que en China no existen los ISP privados, es decir son todos manejados por el estado, un paso adelante en materia de control de contenidos y conexiones. Una de las herramientas principales del férreo control la hacen los más de 50000 censores o “Policías de Internet”, cuyo trabajo es monitorear los contenidos en el ciberespacio chino y neutralizar fundamentalmente las opciones ofensivas o contrarias al gobierno, pornografía, aplicando un énfasis especial a los sitios que promuevan la protesta social. Actúan con extrema velocidad a los efectos de que no se corra riesgo de viralización del contenido molesto, que generalmente no pueden pasar más de 12 horas de su publicación. Atenuando en cierta forma lo planteado por quienes critican las acciones del gobierno respecto de Internet, en la universidad de Harvard, un grupo de sociólogos presentó en el año 2013 un estudio titulado “How Censorship in China Allows Government Criticism but Silences Collective Expression”, (Como los censores permiten críticas al gobierno pero silencia la expresión colectiva), es decir desde el concepto del temor a la viralización de la información por canales no del todo controlados que pueden llegar a perjudicar el orden gubernamental.

Gary King, uno de los propulsores del estudio afirma que el objetivo ronda la denominada teoría de acción colectiva potencial, en donde el blanco de la censura es la gente unida para expresar en forma conjunta o colectiva “estimulados por alguien que no sea el gobierno”, con la perspectiva de que estas expresiones colectivas se transformen en acciones colectivas.

El sistema monitorea el contenido de los sitios web accesibles para la población sin el acceso a Internet de los individuos, es decir los accesos a portales de fuera de China desde adentro de china. Un informe publicado por el portal especializado en informática fayerwayer.com resume a un carácter entendible la operatividad de “la gran muralla”. Explica lo siguiente: cuando una computadora de un usuario chino A quiere quiera contactarse con una computadora B por ejemplo ubicada en los EEUU, A le mandará un requerimiento a B para poder acceder a la información que publicó. En la mayoría de los países el requerimiento es aceptado automáticamente y se accede en forma veloz como cuando abrimos los diarios on line todas las mañanas para ver las noticias. Instantáneo y sin vueltas. Pero en China- según el informe- cuando A se quiere contactar con B, se entromete la policía informática con su gran cortafuegos, que evaluará el requerimiento y determinará (en cuestiones de segundos) si le dará autorización o no para que el usuario chino pueda conectarse con la página extranjera o sea B. En caso de que la respuesta sea negativa el resultado puede ser solo de “Error” o bien redirigirlo a un sitio distinto.

Sumado a esto también se encuentran el clásico bloqueo de páginas mediante las ISP, que todos los años van engrosando sus listas negras de sitios prohibidos de visitar en China.

Más allá de todo lo expuesto demás está decir la dureza del Código Penal Chino a lo largo y a lo ancho, un país en donde por decir poco, tiene pena de muerte por algunos casos de evasión al fisco, ha aplicado todo su rigor a quienes utilicen la red ya sea en forma anónima o no con la finalidad de cometer delitos contra el estado (principalmente criticas) o intentar burlar al “gran cortafuegos”.

Así fue el caso de Wang Xiaonig, un bloguero crítico al gobierno fue declarado culpable por el delito de subversión al estado y condenado a 10 años de prisión en el año 2002. Hilando fino ese delito existe en la mayoría de los códigos penales del mundo, por ejemplo, en el Código Penal Argentino una figura similar se encuentra en el título IX “Delitos contra la seguridad de la nación”. Pero lo que hizo este hombre no fue el armado de un cuerpo de guerrilla para atentar contra el gobierno sino simplemente –y con todo respeto a la legislación oriental- fue distribuir consignas a favor de la democracia (por ende, en contra del mono partido comunista chino) a través de correos electrónicos y foros de Yahoo.

La identificación de Wang por parte de la justicia china no hubiera sido posible, sin la ayuda de Yahoo Hong Kong quien ante presiones gubernamentales cedió a brindarle toda la información que poseía de las cuentas desde donde se remitían dichos mensajes (Nro de IP, correo electrónico, horarios de conexión, etc.). Teniendo en cuenta que el mismo se realizaba en forma anónima. No ha sido este un caso aislado de cibernautas condenados, tengamos en cuenta que la policía de Internet china cada día adquiere mayor experiencia y presupuesto para detectar e investigar cuestiones contrarias a las leyes locales en Internet.

En el año 2010 un activista prodemocracia de apellido Lihong organizó por Internet una protesta en las afueras de los tribunales de Fuhou por el enjuiciamiento de otros tres activistas de Internet. Según información que se filtró a la prensa efectivamente la protesta se realizó en las afueras del tribunal interrumpiendo el tránsito y con leyendas a favor de los activistas. Los cargos generaron disturbios y la condena fue solamente de 9 meses de prisión. En realidad, lo que se cuestionó es interrumpir el tránsito y disociar el normal funcionamiento de las instituciones y no el medio por el cual se convocó.

Con el correr del tiempo la legislación china avanzó al respecto hasta llegar a endurecer las penas cuando se difunda información falsa, calumnias o rumores que generen alarma en la población los también llamados hoax. Vale señalar que la nueva normativa implementada en el 2013 no solo está orientada a sitios o comentarios críticos al gobierno sino también a la “protección de la población” ante difamaciones, calumnias o alarmas infundadas que afecten a otros ciudadanos.

Está claro que gracias al “Gran Cortafuegos”, es mucho más fácil la individualización del delincuente y por supuesto su aprehensión, a diferencia de otros países que pregonan por un control más light de su ciberespacio. Por eso las posibilidades de esclarecer un delito informático en el gigante asiático superan al 50%, a diferencia de los estándares sudamericanos que apenas llegan al 2%. Eso sí, con un abismo en el medio en materia de libertad de expresión. Lo importantes es para que y como se usa la información.

En definitiva, quien fue uno de los primeros en estrenar la nueva legislación fue un señor de nombre Qin Zhihui, a quien el Tribunal Popular del Chaoyang Beiging, lo declaró culpable de los delitos de divulgar rumores sobre celebridades chinas y alteración al orden, condenándolo a 3 años de prisión. Lo que más alarmó al tribunal fue que en uno de los mensajes involucraba directamente al gobierno chino quien determinó la falsedad de la información. En este caso Quin informaba -a través de weibo, Twitter chino-, que el gobierno había compensado con la suma de U$S 41.000.000- a la familia de un extranjero que murió en el año 2011 a causa de un accidente en la localidad Zhejiang. La información publicada fue reenviada casi 15.000 veces logrando más de 4000 comentarios al respecto por parte de gente indignada por la noticia y por el supuesto “tratamiento diferente “entre los ciudadanos chinos y los extranjeros, estallando una furia generalizada entre quienes se informaban de la noticia.

Vale señalar que la interpretación de la legislación china contempla como punible al delito de calumnias o la distribución de información falsa por Internet cuyos rumores sean leídos por más de 5000 personas o reenviados más de 500 veces.  Otra de las anecdóticas situaciones que enfrenta al gobierno chino con Internet se dió a las pocas horas de que la empresa Google (bloqueada en china), lanzara el sitio alphabet dedicada a negocios o fondos de inversión, la misma fue bloqueada por el denominado “Gran CortaFuegos”. El gran cortafuegos chino es una de herramienta, a mi gusto, excesiva del control del ciberespacio interno, pero ciertamente efectiva en el control tanto de la expresión como del ciberdelito, aunque por cierto no infalible.

Una fuente que pidió anónimato me recordó de episodios ocurridos durante el año 2014 que muchos periódicos del mundo tibiamente reprodujeron. La información advertía sobre condenas a 32 personas por material terrorista, separatista o de extremismo religioso. La distribución on line de rumores como vimos en el caso anterior era un paseo por las nubes a comparación de los objetivos Xianjing. Las autoridades sospechan que la divulgación de este tipo de mensajes a través de Internet encontró su finalidad en una serie de ataques de grupos separatistas (mayoría musulmana que lucha por separar una región de Xingjiang y convertirlo en la República del Turjestán Oriental) en varias zonas de la mencionada región que tuvieron como resultado decenas de muertos de arma blanca y coches bomba.

A veces nos preguntamos de qué forma proteger a la población y mantener el orden democrático en concordancia con el pleno ejercicio de la libertad de expresión y acceso a la información. El asedio del gobierno chino a las redes sociales occidentes como por ejemplo Twitter, Instagram entre otras han generado un gran mal humor popular especialmente en el área más occidentalizada de Hong Kong. En aquel territorio gobernado hasta hace una década por Gran Bretaña el descontento con estas políticas no solo provocó el inicio de hackingactivismo local sino una serie de protestas populares que fueron rápidamente sofocadas por las autoridades locales. Está claro que cada país aplica sus propias normas conforme a sus propios intereses, pero la vulnerabilidad informática es extendida a los propios programas o sistemas de control. Pero la libertad de expresión y la libertad de acceso a la información son derechos humanos fundamentales ¿De qué sirve prohibirlo todo?

*el presente es un extracto del libro “Internet profunda, censura y libertad de expresión en internet” disponible con descarga gratuita en www.internetrpofunda.com.ar DFM, Diego Migliorisi, 2016

Por Diego Migliorisi

Abogado especializado en altas tecnologías

Escritor, investigador

Master en comunicación política y electoral

Fundador de la Asociación Arg de lucha contra el Cibercrimen

Fundador de 1770Argentina.com

La cuestión china es realmente compleja, y hacer un análisis de la realidad del ciberespacio oriental con respeto y profesionalismo es una tarea difícil y más por la escasa información que sale del gigante oriental.

Como en todos los casos en donde se sindica a naciones que aplican políticas de censura es importante transitar un camino independiente y respetuoso, pero sin quedarnos solamente con la información relatada por un sector o “las verdades artificiales”.

Esta potencia mundial tiene uno de los idiomas más hablados del mundo sin dudas es pionero en tecnología, conectividad y cultura distinta con problemas similares y diferentes a la vez en referencia a occidente y en muchos casos con soluciones diversas. Pero hablando de la cuestión que nos trae en el presente no puedo dejar de comentar que Internet en la “República Popular” comenzó un importante desenlace y no hace mucho.

Fue alrededor de 1999 cuando los señores Xu y Li crearon un buscador local llamado “Baidu”, que obviamente se encuentra bajo jurisdicción china a diferencia de Google que se encuentra bajo las leyes de los Estados Unidos. Este buscador no solo ganó popularidad en China si no que llegó al top five de buscadores de Corea del sur, Japón, Taiwán (territorio reclamado por china) y Hong Kong (hoy china). El gobierno de origen maoísta comparte el concepto soviético y cubano que considera que Internet libre e irrestricta puede poner en riesgo la seguridad nacional. Quizás algo de razón tengan en relación a la palabra riesgo ya que como advertía en algunos pasajes del presente cada día Internet se torna más poderoso, se pueden configurar o ayudar a configurar más delitos a través de ella y por sobre todo la creciente imposibilidad de un control exhaustivo sobre las acciones y/o pensamientos de los usuarios atrás del teclado.

Pero muchas veces cuando hablamos de censura en Internet el ejemplo chino siempre cae sobre la mesa para volver a la discusión eterna sobre el exceso de libertad de expresión o censura, o mejor dicho sobre cuál es el límite de expresión tolerable en este caso por la República Popular China para salvaguardar a la defensa nacional. Y de aquí saldrán cientos de opiniones en contra o favor del régimen de bloqueo parcial de Internet en cierta forma respetable al fin, aunque mi opinión disiente tanto de la censura como de la persecución política y del anonimato para lograr la impunidad de los delitos. Los más de 600 millones de usuarios que tiene la republica roja pueden navegar por el ciberespacio, pero con algunas limitaciones, por ejemplo, no hay acceso ni hay Twitter ni a Facebook ni Youtube y a las comunicaciones pueden ser controladas por cuestiones de estado.

Las únicas redes sociales permitidas son solo las que tienen asiento en China y a su vez pueden ser fácilmente controladas por el comúnmente conocido “escudo dorado “. La red social creada por Marc Zukerberg fue bloqueada en forma permanente por orden del gobierno desde el año 2009. Cuenta por ahí que uno de los principales detonantes de la tal decisión fue a causa de un conflicto desatado entre junio y julio de ese año en la región de Xinjiang que llegó a un alto conocimiento a través de esa red poniendo en riesgo –según el gobierno- que se potenciarán revueltas locales a través de información tergiversada con el objetivo de afectar el orden público.

Y cuando se asomaba una esperanza de la autorización local para el funcionamiento de las redes sociales californianas la primavera árabe terminó de derribarlas, pues tanto Facebook, Twitter y Youtube fueron protagonistas en cuanto a la intercomunicación y publicidad de los acontecimientos que derrumbaron los legendarios regímenes de Túnez, Egipto, Libia y detonando conflictos en Siria, Bahréin y Yemen .Las mismas también son utilizadas para horrorizar a la población y reclutar adeptos por parte de organizaciones terroristas como Boko Haram en Nigeria y el Estado Islámico en Medio Oriente por citar algunos de los casos más resonantes.

Esas situaciones no han sido un invento chino sino una realidad que observamos a la distancia y hoy simplemente la contamos asombrados del poder de Internet. Obviamente demás está decir que cualquier página con contenidos críticos al gobierno, al partido comunista chino y -cosas-prohibidas- en china – sitios pornográficos están bloqueados y por supuesto prohibidos.

Por estos conceptos es que el asiático comenzó a desarrollar a fines de los noventa el denominado “el gran cortafuegos informático”, también conocido como escudo dorado. Para entender cómo funciona este escudo informático tenemos que comprender que en China no existen los ISP privados, es decir son todos manejados por el estado, un paso adelante en materia de control de contenidos y conexiones. Una de las herramientas principales del férreo control la hacen los más de 50000 censores o “Policías de Internet”, cuyo trabajo es monitorear los contenidos en el ciberespacio chino y neutralizar fundamentalmente las opciones ofensivas o contrarias al gobierno, pornografía, aplicando un énfasis especial a los sitios que promuevan la protesta social. Actúan con extrema velocidad a los efectos de que no se corra riesgo de viralización del contenido molesto, que generalmente no pueden pasar más de 12 horas de su publicación. Atenuando en cierta forma lo planteado por quienes critican las acciones del gobierno respecto de Internet, en la universidad de Harvard, un grupo de sociólogos presentó en el año 2013 un estudio titulado “How Censorship in China Allows Government Criticism but Silences Collective Expression”, (Como los censores permiten críticas al gobierno pero silencia la expresión colectiva), es decir desde el concepto del temor a la viralización de la información por canales no del todo controlados que pueden llegar a perjudicar el orden gubernamental.

Gary King, uno de los propulsores del estudio afirma que el objetivo ronda la denominada teoría de acción colectiva potencial, en donde el blanco de la censura es la gente unida para expresar en forma conjunta o colectiva “estimulados por alguien que no sea el gobierno”, con la perspectiva de que estas expresiones colectivas se transformen en acciones colectivas.

El sistema monitorea el contenido de los sitios web accesibles para la población sin el acceso a Internet de los individuos, es decir los accesos a portales de fuera de China desde adentro de china. Un informe publicado por el portal especializado en informática fayerwayer.com resume a un carácter entendible la operatividad de “la gran muralla”. Explica lo siguiente: cuando una computadora de un usuario chino A quiere quiera contactarse con una computadora B por ejemplo ubicada en los EEUU, A le mandará un requerimiento a B para poder acceder a la información que publicó. En la mayoría de los países el requerimiento es aceptado automáticamente y se accede en forma veloz como cuando abrimos los diarios on line todas las mañanas para ver las noticias. Instantáneo y sin vueltas. Pero en China- según el informe- cuando A se quiere contactar con B, se entromete la policía informática con su gran cortafuegos, que evaluará el requerimiento y determinará (en cuestiones de segundos) si le dará autorización o no para que el usuario chino pueda conectarse con la página extranjera o sea B. En caso de que la respuesta sea negativa el resultado puede ser solo de “Error” o bien redirigirlo a un sitio distinto.

Sumado a esto también se encuentran el clásico bloqueo de páginas mediante las ISP, que todos los años van engrosando sus listas negras de sitios prohibidos de visitar en China.

Más allá de todo lo expuesto demás está decir la dureza del Código Penal Chino a lo largo y a lo ancho, un país en donde por decir poco, tiene pena de muerte por algunos casos de evasión al fisco, ha aplicado todo su rigor a quienes utilicen la red ya sea en forma anónima o no con la finalidad de cometer delitos contra el estado (principalmente criticas) o intentar burlar al “gran cortafuegos”.

Así fue el caso de Wang Xiaonig, un bloguero crítico al gobierno fue declarado culpable por el delito de subversión al estado y condenado a 10 años de prisión en el año 2002. Hilando fino ese delito existe en la mayoría de los códigos penales del mundo, por ejemplo, en el Código Penal Argentino una figura similar se encuentra en el título IX “Delitos contra la seguridad de la nación”. Pero lo que hizo este hombre no fue el armado de un cuerpo de guerrilla para atentar contra el gobierno sino simplemente –y con todo respeto a la legislación oriental- fue distribuir consignas a favor de la democracia (por ende, en contra del mono partido comunista chino) a través de correos electrónicos y foros de Yahoo.

La identificación de Wang por parte de la justicia china no hubiera sido posible, sin la ayuda de Yahoo Hong Kong quien ante presiones gubernamentales cedió a brindarle toda la información que poseía de las cuentas desde donde se remitían dichos mensajes (Nro de IP, correo electrónico, horarios de conexión, etc.). Teniendo en cuenta que el mismo se realizaba en forma anónima. No ha sido este un caso aislado de cibernautas condenados, tengamos en cuenta que la policía de Internet china cada día adquiere mayor experiencia y presupuesto para detectar e investigar cuestiones contrarias a las leyes locales en Internet.

En el año 2010 un activista prodemocracia de apellido Lihong organizó por Internet una protesta en las afueras de los tribunales de Fuhou por el enjuiciamiento de otros tres activistas de Internet. Según información que se filtró a la prensa efectivamente la protesta se realizó en las afueras del tribunal interrumpiendo el tránsito y con leyendas a favor de los activistas. Los cargos generaron disturbios y la condena fue solamente de 9 meses de prisión. En realidad, lo que se cuestionó es interrumpir el tránsito y disociar el normal funcionamiento de las instituciones y no el medio por el cual se convocó.

Con el correr del tiempo la legislación china avanzó al respecto hasta llegar a endurecer las penas cuando se difunda información falsa, calumnias o rumores que generen alarma en la población los también llamados hoax. Vale señalar que la nueva normativa implementada en el 2013 no solo está orientada a sitios o comentarios críticos al gobierno sino también a la “protección de la población” ante difamaciones, calumnias o alarmas infundadas que afecten a otros ciudadanos.

Está claro que gracias al “Gran Cortafuegos”, es mucho más fácil la individualización del delincuente y por supuesto su aprehensión, a diferencia de otros países que pregonan por un control más light de su ciberespacio. Por eso las posibilidades de esclarecer un delito informático en el gigante asiático superan al 50%, a diferencia de los estándares sudamericanos que apenas llegan al 2%. Eso sí, con un abismo en el medio en materia de libertad de expresión. Lo importantes es para que y como se usa la información.

En definitiva, quien fue uno de los primeros en estrenar la nueva legislación fue un señor de nombre Qin Zhihui, a quien el Tribunal Popular del Chaoyang Beiging, lo declaró culpable de los delitos de divulgar rumores sobre celebridades chinas y alteración al orden, condenándolo a 3 años de prisión. Lo que más alarmó al tribunal fue que en uno de los mensajes involucraba directamente al gobierno chino quien determinó la falsedad de la información. En este caso Quin informaba -a través de weibo, Twitter chino-, que el gobierno había compensado con la suma de U$S 41.000.000- a la familia de un extranjero que murió en el año 2011 a causa de un accidente en la localidad Zhejiang. La información publicada fue reenviada casi 15.000 veces logrando más de 4000 comentarios al respecto por parte de gente indignada por la noticia y por el supuesto “tratamiento diferente “entre los ciudadanos chinos y los extranjeros, estallando una furia generalizada entre quienes se informaban de la noticia.

Vale señalar que la interpretación de la legislación china contempla como punible al delito de calumnias o la distribución de información falsa por Internet cuyos rumores sean leídos por más de 5000 personas o reenviados más de 500 veces.  Otra de las anecdóticas situaciones que enfrenta al gobierno chino con Internet se dió a las pocas horas de que la empresa Google (bloqueada en china), lanzara el sitio alphabet dedicada a negocios o fondos de inversión, la misma fue bloqueada por el denominado “Gran CortaFuegos”. El gran cortafuegos chino es una de herramienta, a mi gusto, excesiva del control del ciberespacio interno, pero ciertamente efectiva en el control tanto de la expresión como del ciberdelito, aunque por cierto no infalible.

Una fuente que pidió anónimato me recordó de episodios ocurridos durante el año 2014 que muchos periódicos del mundo tibiamente reprodujeron. La información advertía sobre condenas a 32 personas por material terrorista, separatista o de extremismo religioso. La distribución on line de rumores como vimos en el caso anterior era un paseo por las nubes a comparación de los objetivos Xianjing. Las autoridades sospechan que la divulgación de este tipo de mensajes a través de Internet encontró su finalidad en una serie de ataques de grupos separatistas (mayoría musulmana que lucha por separar una región de Xingjiang y convertirlo en la República del Turjestán Oriental) en varias zonas de la mencionada región que tuvieron como resultado decenas de muertos de arma blanca y coches bomba.

A veces nos preguntamos de qué forma proteger a la población y mantener el orden democrático en concordancia con el pleno ejercicio de la libertad de expresión y acceso a la información. El asedio del gobierno chino a las redes sociales occidentes como por ejemplo Twitter, Instagram entre otras han generado un gran mal humor popular especialmente en el área más occidentalizada de Hong Kong. En aquel territorio gobernado hasta hace una década por Gran Bretaña el descontento con estas políticas no solo provocó el inicio de hackingactivismo local sino una serie de protestas populares que fueron rápidamente sofocadas por las autoridades locales. Está claro que cada país aplica sus propias normas conforme a sus propios intereses, pero la vulnerabilidad informática es extendida a los propios programas o sistemas de control. Pero la libertad de expresión y la libertad de acceso a la información son derechos humanos fundamentales ¿De qué sirve prohibirlo todo?

*el presente es un extracto del libro “Internet profunda, censura y libertad de expresión en internet” disponible con descarga gratuita en www.internetrpofunda.com.ar DFM, Diego Migliorisi, 2016

Por Diego Migliorisi

Abogado especializado en altas tecnologías ,seguridad y vivienda

Escritor, investigador

Master en comunicación política y electoral

Fundador de la Asociación Arg de lucha contra el Cibercrimen

Fundador de 1770Argentina.com