En el año de la pandemia Las denuncias por delitos informáticos aumentaron un 60% y advierten sobre la “pata local
En el año de la pandemia
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Aislamiento, barbijo, higiene extrema. La pandemia cambió una gran cantidad de hábitos cotidianos. Uno de ellos, que aparece en segundo plano pero que fue determinante para darle algo de viabilidad al 2020, fue la relación con la tecnología. Para muchos el coronavirus fue el trampolín a la digitalización. Y en ese mundo nuevo, también hay buenos y malos.
Las estafas virtuales, el robo de datos y las extorsiones se multiplicaron en nuestro país durante el año pasado. Según datos de la Asociación Argentina de Lucha contra el Cibercrimen (AALCC), las denuncias por delitos informáticos aumentaron el 61,1% en comparación con 2019. De 971 casos pasaron a 1.569, marca la estadística, elaborada en base a las consultas que recibe la institución. Es apenas una muestra de lo que sucede en un universo donde la mayoría de los hechos no son denunciados.
Con un salto del 116%, el fraude fue la modalidad que más creció de un año a otro, de acuerdo al informe anual que realizó la AALCC. Las metodologías usadas por los estafadores virtuales fueron categorizadas como “phishing bancario”, “phishing con tarjeta de crédito”, “compras en portales no validados”, “compras a través redes sociales” y “compras/validaciones de datos telefónicas”. En total recibieron 284 consultas cuando un año antes habían sido 131.
“En 2020 vimos estafas con mensajes falsos de Anses, Netflix y redes sociales. Pero los que se hacían pasar por bancos fueron quizás los más comunes. Incluso hemos visto mails usando el nombre y el logo de bancos locales que no están en otra parte del mundo. Por lo que suponemos que ya hay una mano de obra local”, dijo a Clarín Diego Migliorisi, abogado especialista en cibercrimen y vicepresidente de la AALCC.
El problema del phishing bancario escaló hasta un punto en el que, como reflejó este diario el año pasado, obligó a algunas entidades a suspender sus canales de atención por redes sociales. A la vez, todos los bancos del país se unieron para hacer una campaña de prevención en la que buscaron “advertir a la sociedad ante nuevas modalidades delictivas”.
Una de las trampas más vistas durante el año pasado es bien rudimentaria pero a los delincuentes parece haberles dado resultados. Un cliente quiere operar con su celular a través del homebanking. En algún momento de la operación tiene un inconveniente. Entonces busca la cuenta de su banco en las redes sociales para pedir ayuda. Lo primero que encuentra a mano es la última publicación y entonces deja allí un comentario para que lo contacten.
Ese mensaje, público y visible para cualquiera, termina siendo la ventana que aprovechan los estafadores para entrar: a los pocos minutos, el cliente recibe un mensaje privado en su perfil de red social en el que una persona se presenta como representante de atención al público y le pide sus datos personales. Cuando la víctima los entrega, los delincuentes tienen la estafa servida en bandeja: entran al homebanking y le vacían la cuenta. Delito consumado.
Sin embargo, esa es apenas una sola de las tantas trampas que hay. La clásica y la más difundida es la del mail que llega a la cuenta de correo, que simula ser de un banco. En el mensaje informan de un supuesto problema de seguridad en la cuenta y derivan a la víctima a una página en la que le piden los datos de acceso.
“El método es cada vez más inteligente. Como la mayoría accede a través del celular, te mandan el link y te redirige a una página responsive para navegar con el teléfono. La persona no ve bien la dirección URL a la que está entrando y ahí directamente completan los datos. Así es como se inicia el proceso del fraude”, explicó Migliorisi.
El otro gran problema que se propagó por Internet durante el año pasado fue el de la extorsión. Los datos de la AALCC dan cuenta de un incremento del 11% de un año a otro. “Creció la modalidad con un pie más local. Se vieron casos en los que los delincuentes usaron logos de la Policía o nuestros y le decían a la gente que iban a divulgar fotos íntimas de ellos o denunciarlos en una fiscalía. La gente, condicionada por cuestiones de privacidad, paga por el miedo a la difusión”, comentó el vicepresidente de la asociación.
Dónde acudir
En caso de ser víctima de un ciberdelito o estafa virtual, hay distintos lugares en los que se puede realizar una denuncia.
-Para estafas relacionadas a beneficios de Anses, el organismo dispone de la línea gratuita 130 o el correo electrónico: denuncias@anses.gob.ar
-Para denunciar estafas virtuales o casos de “cuentos del tío” se puede acudir a la Unidad Fiscal Especializada en Investigación Criminal Compleja (UFECRI) del Ministerio Público Fiscal de la Nación. Teléfono: (11) 5171-5690 / 5699; o al mail ufecri@mpf.gov.ar Para denunciar ciberdelitos en todo el país:
-Unidad Fiscal Especializada en Ciberdelincuencia (UFECI). Teléfono: (+54 11) 5071-0040. Email: denunciasufeci@mpf.gov.ar
-División Delitos Tecnológicos de la Policía Federal Argentina. Teléfono 4800-1120/4370-5899. Email: delitostecnologicos@policiafederal.gov.ar
-Ministerio Público Fiscal de la Ciudad. Teléfono: 0800-33-FISCAL (347225) On line: www.mpfciudad.gob.ar App: DenunciasMPF.
-Centro de Ciberseguridad de la Ciudad de Buenos Aires. Teléfono: +54 (011) 4323-9362. Email: ciberseguridad@ba-csirt.gob.ar